Adiós Mi Amor por Chloe -
Capítulo 27
Capítulo 27
Un buen rato después, Hilario siguió a Marc hasta la sala de autopsias.
Al abrir la puerta, Marc se acercó a una camilla cubierta por una sábana blanca, con gran tristeza en sus ojos.
Hilario frunció el ceño, con incredulidad en sus ojos.
Marc inhaló profundamente y levantó la sábana con cuidado.
En la camilla, Eliana yacía pálida, sin ningún rastro de color en su rostro. Estaba completamente tranquila, pero sin ningún signo de respiración.
Hilario apretó bruscamente los puños. Realmente era ella… ¿Cómo era posible?
Contuvo el aliento, entrecerró Hgeramente los ojos y dio un paso adelante hacia el borde de la camilla. Al acercarse y ver a la persona en la camilla, en ese momento, Hilario se quedó completamente atónito e inmóvil.
¡Realmente era ella…!
Pero ayer estaba todo bien, y hablaron, y discutieron… ¿Por qué hoy había terminado así…?
Hilario levantó la mano para tocar el rostro de Eliana, tratando de demostrar que ella solo le estaba engañando. Pero lo que sus dedos encontraron, fue un frío que no se asemejaba en absoluto a la temperatura de una persona viva…
Las pupilas de Hilario se dilataron de repente y sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo. Era la primera vez que sentía un frío tan intenso, sin saber si era por la temperatura de la sala de autopsias o por la frialdad en su corazón…
¿Cómo pudo llegar a esto? ¿Por qué se fue tan silenciosamente?
Durante los cinco años de matrimonio, la odiaba, pero nunca imaginó que un día tocaría su cuerpo sin vida y sin ninguna calidez…
En un momento, él no pudo encontrar una salida para los sentimientos complejos que surgían en su corazón. Retrocedió dos pasos, miró a Marc con incredulidad y preguntó:
-¿Cómo pudo pasar esto? Solo fue una pequeña operación, ¿por qué terminó así?
Al ver la confusión y la desconfianza que Hilario mostraba, la ira que Marc había reprimido todo el día estalló como una bomba fuerte.
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¿Cómo podia mantener una actitud tan indiferente hasta ahora?
Marc agarró con fuerza la corbata de Hilario y exclamó con rabia:
-¿Y tienes el descaro de preguntar? ¡Eres tú, tú la mataste!
Sus ojos se enrojecieron, como un león enfurecido.
-¡Sueltame y explícame tus palabras! -respondió Hilario con un paso tambaleante, frunciendo el ceño mientras apartaba la mano de Marc.
Se volvió y su mirada cayó sobre el rostro pálido de Eliana. Solo quería que Eliana donara médula ósea a su hermana, pero nunca pensó que la condición de su salud estaría tan debilitada. Pensó que era solo una pequeña operación, ¿cómo pudo haber llegado a esto…?
Marc captó rápidamente la confusión en los ojos de Hilario, la ira brotó de su cuerpo y dio un paso adelante, y luego le dio un golpe con toda la fuerza que tenía en la cara.
-¿No sabías que Eliana tenía cáncer? ¿¡Y la obligaste a donar médula ósea!? ¡Fuiste tú quien le quitaste la vida!
Hilario se giró bruscamente y preguntó con incredulidad: -¿¡Qué!? ¿Qué cáncer?
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