Capítulo 46 

Carlota se sintió satisfecha con la rapidez de Serena y, con una sonrisa traviesa, dijo: “Celina me hizo el paro, chismosa. ¡No como tú, que eres más reservada!” 

Serena se quedó pasmada, pero enseguida se dio cuenta de que hacía un mes que Celina había estado cuchicheando con Carlota, ayudándola a acercarse a Dylan, lo que en un futuro haría sufrir a Rocío y, por ende, le añadiría más dolor a ella misma. 

“¿Así que esta noche tú y Dylan vinieron porque Celina los invitó?“, preguntó Serena de repente. 

“Claro que sí, pero, mira, no te pongas a pensar en cómo jugármela a mí, ahora soy la mejor amiga de Celina. Dylan valora esa conexión y por eso quiere casarse conmigo. Rocío es tan aburrida y tan infantil que no le gusta para nada. Ay, pero este secretito parece que vas a tener que guardarlo hasta que veas cómo abandonan a tu ‘super amiga“, dijo Carlota con aire de triunfo y se marchó. 

Serena se quedó ahí plantada, sintiendo cómo le faltaba el aire solo de pensar en su querida Rociito. 

“Hermana, ¿por qué tienes esa cara de pocos amigos? ¿A quién viste?” Celina se acercó con una sonrisa irónica. 

Serena la miró y supo que llevaba un rato disfrutando del espectáculo. 

Celina había arreglado el encuentro entre Dylan y Carlota intencionalmente para qué Serena se topara con ellos y se sintiera peor. 

Ella simplemente había ido a buscar a Carlina, pero las maquinaciones de Celina para meter cizaña entre amigas y generarle malestar no tenían piedad. 

Serena apretó los puños y con una risa fría, soltó: “¿No me habías invitado a tu fiesta de celebración?” 

“Sí, hermana, déjame llevarte a ver el súper festín que Alexander organizó para mí.” Celina, con aires de grandeza, la arrastró hacia la pista de baile. 

Al llegar frente a una lujosa suite, Celina se detuvo y señaló hacia el interior: “Hermana, pasa y toma asiento, yo voy a buscar a Alexander y a los demás.” 

Serena la observó, esbozó una sonrisa irónica e hizo lo que le dijo. 

Tan pronto como Celina se fue, Perla apareció con un vestido que no le quedaba bien y suplicó: “Celina, ¿me podrías prestar otro de esos vestiditos de estilo Chanel que acaban de llegar? Este no me queda y quiero impresionar más esta noche, con tantos chicos atractivos por aquí.” 

Celina la miró con desprecio y dijo: “¿Así que quieres resaltar más que yo? ¡Qué atrevida!” 

El rostro de Perla se tensó tratando de apaciguarla: “No, Celina, no quise decir eso. Yo nunca podría ser tan 

linda como tú.” 

“Mejor que lo sepas. Y lleva esa cara de ambiciosa para otro lado, no me hagas pasar vergüenza. Si de verdad quieres llamar la atención de alguien, mejor no te pongas nada“, respondió Celina con sarcasmo. 

Perla se sintió humillada, pero no se atrevió a contestar. 

De repente, vio a Serena en la suite y su vergüenza aumentó, lanzándole una mirada envenenada. 

Serena, imperturbable, no pasó por alto la sonrisa maliciosa de Celina antes de irse. 

Se sentó pacientemente, esperando a ver qué nueva jugarreta preparaba Celina para esa noche. 

Celina llamó a Perla a un lado y le ordenó con una sonrisa malévola: “Ve y lleva a Adriel a la suite de Serena ahora mismo.” 

“¿Pero por qué, Celina?” 

Celina, impaciente, replicó: “No seas tonta, haz lo que te digo sin hacer preguntas.” 

12:00 

Capitulo 46 

*Perla asintió a regañadientes se fue a cumplir dicha orden, mientras Celina se dirigía hacia otro lado

Ella estaba ansiosa por encontrar a Gloria, esa insoportable Srta. Gloria que siempre la miraba con desprecio, pero esa noche Celina necesitaba de sus servicios. 

Solo de pensar en irrumpir con Gloria en la suite de Serena y ver la escena que se desarrollaría. El simple hecho de imaginar a Gloria haciéndole la vida imposible a Serena, la llenaba de una excitación maligna. 

Aunque la “fecha de defunción” de Serena estaba programada para la siguiente semana, Celina no podía esperar para humillarla esa misma noche. 

Después de todo, aún ardía de rabia por la vergüenza que había pasado la noche anterior en el Refugio Real y porque, cuando se fue a quejar con Alexander, él no solo no fue a ajustar cuentas con Serena como de costumbre, sino que incluso preguntó cómo estaba ella, lo que hizo que Celina presintiera que algo andaba muy mal. 

Desde aquella cena benéfica, no sabía qué le pasó a Alexander, ¡parecía que no lograba olvidar a Serena! 

¡Eso Celina no lo iba a permitir! 

Esta noche, tenía que usar la fuerza de la familia Falcón para deshacerse a Serena. 

Unos diez minutos después, Perla entró al salón privado ayudando a un Adriel que tambaleaba de la borrachera. 

En cuanto Adriel vio la carita hermosa de Serena, sus ojos se iluminaron de inmediato. 

Perla sintió un pellizco de celos. Había estado apoyando a Adriel durante todo el camino y él ni siquiera se había fijado en ella. 

Recordando las instrucciones de Celina, dejó a Adriel en el sofá y empujó a Serena hacia él, acto seguido cerró la puerta del salón con llave. 

“¿Tanta prisa tienes?“, dijo Serena mientras agarraba la puerta. Luego, con una sonrisa hacia Perla, agregó, “Creo que eres un poco tonta.” 

“¿Qué dijiste?” Perla la miró furiosa. 

Serena le devolvió la mirada con una sonrisa penetrante, “Celina te mandó a encerrarme aquí con Adriel, ¿verdad? Si yo fuera tú, después de la humillación que te hizo pasar Celina, agarraría al Sr. Falcón mientras está borracho. Celina solo te usa como un perro faldero, lo has notado. Ser la Sra. Falcón y estar por encima de Celina, ¿no sería genial?” 

La mirada de Perla cambiaba constantemente. Puso sus ojos en Adriel. No era menos atractivo que Alexander, y parecía fácil de conquistar estando ebrio. 

Adriel era el heredero principal, con una fortuna inmensa. 

Estaba borracho… Serena tenía razón, ¡era una oportunidad de oro! 

No solo podría estar por encima de Celina, sino que también cambiaría la situación de pobreza de su familia. Nunca más esas damas de la alta sociedad se atreverían a burlarse de ella o a mofarse de sus vestidos prestados. 

Los ojos de Perla brillaron con una pizca de codicia. 

Cuando vio que Serena miraba hacia Adriel, aprovechó para tomar sus llaves y le dijo, “Solo tienes una oportunidad, actúa rápido. Yo te cubro.” 

¡Y con eso, salió y cerró la puerta con llave! 

Serena observó la pista de baile del bar, que seguía tranquila, como la calma antes de la tormenta. 

Esa tormenta, Serena ya podía imaginar cómo sería. 

Celina realmente había trazado planes contra ella en cada esquina. 

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Serena sonrió de lado y se acercó al camarero. Pidió una bebida a nombre de Dylan y le pidió al camarero que se la entregara a Carlota. 

Unos minutos más tarde, Carlota se acercó al salón privado, murmurando coquetamente, “Dily, realmente tienes energía de sobra…” 

Entró al salón y Serena, sigilosamente, cerró la puerta con llave detrás de ella. 

Se sentó en una mesa frente al salón, con el rostro sereno, y comenzó a beber agua lentamente. 

No muy lejos, se escuchaban voces altisonantes. Celina intentaba calmar los ánimos, mientras el rostro airado de Gloria se mostraba arrogante bajo las luces. 

Todos sabían que la señorita Gloria tenía un temperamento feroz y que protegía a su hermano como una leona. Ninguna mujer que intentara seducir a su hermano había escapado del castigo de Gloria. 

Adriel era un inútil, ¡y ella lo vigilaba estrictamente! 

Celina, con un tono suave, trató de calmar a Gloria, “Señorita, tranquila. Tal vez mi hermana solo quería hablar con Adriel sobre algo importante. Ya sabes que copió mi trabajo y va a ser descalificada del concurso. Sin salida y con Alexander ignorándola, posiblemente se volcó hacia Adriel…” 

Con un fuerte golpe, la ira de Gloria se encendió aún más, “¡La familia Zaldívar solo produce a este tipo de nujeres despreciables! ¡Voy a despellejarla ahí mismo!” 

Celina sonreía por lo bajo, mientras las dos pasaban rápidamente por la zona de mesas. 

‘ero esa sonrisa no tuvo tiempo de prolongarse, se congeló cuando de reojo vio a Serena sentada ranquilamente, tomando agua lentamente. La cara de Celina se tensó, y su expresión facial se volvió nexplicablemente surrealista, con los ojos bien abiertos. 

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