Capítulo 45
derribar la pared de esa habitación y fusionarla con la mía. ¿Eso te molesta?”
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Aunque Leonardo sentía aversión por la hermana que nunca había conocido, Catalina todavía estaba unida a él por sangre. Como hijo mayor de la familia, no podía llevar las cosas demasiado lejos, por lo que intentó tratar a ambas hermanas de manera justa.
Le preparó una habitación a Catalina, aunque más pequeña que la de Yulissa. Sin embargo, Yulissa no estaba dispuesta a permitir que esa campesina le arrebatara el cariño de su hermano.
“¿Me pediste que viniera aquí para escuchar eso?”
‘¡Lo siento, pero no estoy interesada en perder más tiempo contigo!‘ pensó Catalina.
“No” Yulissa avanzó hacia Catalina y llegaron al borde de la terraza. “Catalina, respóndeme esto. Si me empujaras a la piscina, ¿crees que Leonardo te llevaría a Isla Desierta? Ese es un tesoro que adquirió inesperadamente“.
Después de decir eso, Yulissa de repente tomó la mano de Catalina y le dijo: “¡Ah! ¡Catalina, ayúdame!“.
¡Bang!
“¡Ah! ¡Alguien se cayó al agua!” ¡El camarero se sobresaltó!
Todos caminaron hacia la terraza.
“¿Quién cayó al agua?”
“¡Es la hija de la familia Prado!”
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Capítulo 45
Catalina tenía muchas ganas de ver qué estaba haciendo Yulissa.
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En su vida pasada, Melinda le había pedido a Yulissa que la acompañara a esta gala benéfica específica. En el mismo momento y lugar, Yulissa instó a Catalina a unirse a ella en la terraza del segundo piso también en esa vida. Sin embargo, las cosas dieron un giro repentino cuando Yulissa terminó cayéndose a la piscina del primer piso.
Leonardo la rescató nervioso y entre lágrimas acusó a Catalina de empujarla.
‘¡Parece que pronto comenzará un buen espectáculo!‘ pensó Catalina.
Llegaron a la terraza del segundo piso. Un lugar que Catalina conocía.
“¿De qué quieres hablar?” Catalina miró a Yulissa en silencio.
“Catalina, ¿estás molesta? Naturalmente, deberías estarlo. Mamá, papá y los hermanos solo me favorecen a mí y no a ti, después de todo“.
Catalina resopló y dijo con desdén: “¿Crees que todavía me importa?“.
Yulissa continuó: “¿Cómo es posible que no te importe? Son tus padres y hermanos biológicos. Sin embargo, son muy amables conmigo. ¿Cómo es posible que no estés celosa?“.
“¿Y qué si estoy celosa? ¿Y qué si no lo estoy?”
“Catalina, simplemente deseo ver cómo te sientes aislada cuando los celos se apoderan de ti. He vivido en la Residencia Prado durante dieciocho años y esta es mi casa. ¿Cómo se le puede permitir a una extraña como tú entrar en nuestra familia? ¿No es así? ¿Es así, Catalina?”
“Entonces, intencionalmente organizaste un almacén para que lo usara como dormitorio a mi regreso. ¿Me acosaste mientras retratabas falsamente a toda la despistada familia Prado que yo era quien te maltrataba? Yulissa, ¿te parece bien hacer todo eso?”
Catalina sabía que Yulissa era una loba con piel de oveja desde que despertó. Ella siempre actuaba de manera diferente ante diferentes personas. Sin embargo, el error de Yulissa fue considerar a Catalina una persona tímida.
“Es intrigante. Antes de tu regreso, amplié mi habitación y reclamé el espacio que Leonardo habia preparado para ti. Les informé a mamá y a papá que me faltaba espacio para mi ropa y mis bolsos nuevos, lo que los llevó a
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Capítulo 45
‘Catalina, ¿por qué estás aquí? ¿Por qué no te vas al infierno?‘ pensó.
“Leonardo, ¿no me crees? Nunca mentiré“.
Catalina se quedó sin palabras.
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Catalina pensó: ‘La reina de las mentirosas jurando que nunca miente es la mentira más grande que jamás haya dicho‘.
“Eres libre de investigar la verdad y es tu elección confiar en Yulissa. Sin embargo, la medicina es mía y cómo decido manejarla es asunto mío, no tuyo. ¡La familia Prado no tiene voz y voto en el asunto!”
Catalina se dio la vuelta y caminó hacia el cóctel. La presencia de la familia Prado siempre parecía contaminar el aire, un sentimiento que no podía evitar.
Benjamín hervía de ira ante el comportamiento de Catalina.
Sin embargo, considerando que Catalina tenía en su poder la medicina de la doctora Milagrosa, significaba que tenía los medios para localizar a Dana y hacer que tratara a Raymundo. ¡En ese momento, podrían negociar los términos y asegurar el tratamiento al precio que desearan!
En el cóctel, Catalina se vio obligada a acompañar a Silvia, quien insistió en presentarla a más personas.
La intención era clara: tener estas conexiones a disposición de Catalina en el futuro.
“Catalina, quiero hablar contigo. ¿Puedes salir conmigo un momento?”
El descontento anterior parecía haber desaparecido para Yulissa. A pesar de haber pasado sólo unos momentos, buscó a Catalina con actitud conciliadora.
“¿De qué no podemos hablar aquí? ¡No tenemos ningún secreto entre nosotras!”
Las palabras de Catalina implicaban su rechazo.
Yulissa parpadeó con sus ojos brillantes y las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.
“Catalina, tengo muchas ganas de hablar contigo. ¿No puedes rechazar mi solicitud?”
“De acuerdo, vamos“.
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compostura.
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Desafortunadamente, habían venido intencionalmente a causarle problemas.
“Yo… ¡no lo soy!”
Catalina ignoró los actos pretenciosos de Yulissa. Se sentía enferma cada vez que lo veía.
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“Leonardo, fue Raymundo quien propuso cambiar las reglas antes de la carrera de ese día. Para superar a Jeremías optó por acelerar, pero su hermana menor, Yulissa, se asustó en ese momento crucial y tiró del volante. El auto se salió de control, balanceándose en el camino sinuoso. No necesito recordarte lo emocionante que fue, ¿verdad?”
Luego agregó: “En la última curva, Yulissa incluso inclinó la mitad de su cuerpo sobre Raymundo para quitarle el volante. Si no fuera porque Jeremías y yo nos golpeamos el auto, su familia estaría de luto por la pérdida de dos integrantes. ¡En lugar de gritar delante de mí! Después de que el auto se detuvo, Yulissa se escapó sin mirar atrás. Abandonó al herido Raymundo. Corrió tan rápido que directamente se subió al auto y se fue sin pedirle a nadie que lo revisara“.
Catalina no se detuvo ahí. “Si no fuera por mi misericordia, ¿crees que el señor Raymundo acabaría de perder la mano? ¿Qué derecho tenéis vosotros, un montón de ingratos, a exigir mis cosas como si las merecieran?”
‘¡Ya que estás tratando de impedir que diga la verdad, se la haré saber a todos!‘ pensó Catalina.
El rostro de Leonardo palideció al quedar impactado por la verdad. Miró a Yulissa con incredulidad. Su expresión parecía como si le estuviera preguntando a Yulissa si era verdad.
El color desapareció del rostro de Yulissa. Luego fingió estar tranquila. “No intentes calumniarme. ¡Fuiste tú quien deliberadamente chocó contra nosotros para vengarte de Raymundo y de mí, lo que finalmente provocó que Raymundo perdiera la mano!”
‘¡No lo admitiré! De todos modos, gasté dinero para destruir las imágenes de vigilancia. ¡No podrán descubrir la verdad!‘ pensó Yulissa.
“Puedes decir lo que quieras. Ya pagaste dinero para obtener las imágenes de vigilancia de esa noche. ¿De qué tienes miedo?”
¡Los ojos desdeñosos de Catalina pusieron a Yulissa en una situación increíblemente embarazosa!
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“Raymundo se lastimó por tu culpa. Si tú y tu pareja no lo hubiérais golpeado con un auto, no se habría puesto así. ¿No te sientes culpable?”
¡Leonardo estaba tan decepcionado con Catalina!
No podía creer lo que ella acababa de decir. ¡Simplemente no se veía a sí misma como parte de la familia Prado!
Catalina realmente admiraba la capacidad de Leonardo para tergiversar la verdad. ¡No pudo evitar querer aplaudirlo!
“¿Estás diciendo que lo golpeé con mi auto?”
“¿Estás tratando de negarlo? ¡Yulissa lo vio con sus propios ojos!”
“Si ese es el caso, ¡debe estar muy ciega! Por favor, revisa las imágenes de vigilancia y mira lo que realmente pasó esa noche. Si no fuera por Jeremías y yo, ¿crees que tu hermanita podría estar aquí entera? Si no fuera por mí, Raymundo no habría salido vivo del hospital. Raymundo es un descarado. Yo lo salvé, pero él me acusó de golpearlo. Yulissa, tú también eres descarada. ¡Toda tu familia es patética!”
Después de todo, si Catalina quisiera que Raymundo sufriera, golpearía su auto. ¡En lugar de eso, lo vería a él y a Yulissa caer por el acantilado!
‘No podrán discutir conmigo con esas caras si realmente dejo que eso suceda‘, pensó.
“¿Qué quieres decir?” Leonardo no entendió lo que dijo Catalina.
“Leonardo, no nos enfrentemos a Catalina. Vámonos“.
Yulissa rápidamente impidió que Leonardo hiciera más preguntas. ¡Le preocupaba que Catalina dijera algo que la pusiera en una situación difícil!
¡Ella simplemente no podía permitir que eso sucediera!
“¿Por qué interrumpes y tratas de impedir que diga algo más? Yulissa, ¿por qué te sientes culpable?”
La presencia de Catalina era imponente. Si no hubiera sido por la bofetada de Melinda, habría mantenido la
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“¿Estás loco? ¿Por qué debería dársela solo porque la necesita? Esta píldora es mía. No es asunto tuyo lo que quiero hacer con ella. Ya que la puse a subasta pública, podías ofertar por ella. El mejor postor se lo lleva. Si pujas por ella, será tuya. ¿No es más significativo si se lo das tú mismo a Raymundo?”
‘¡Mira su tono de dar las cosas por sentado! ¡Son completamente idiotas!‘ pensó Catalina.
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reconociéndola como una excelente oportunidad para mejorar su reputación.
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A pesar de ser una empresa valorada en unos 20.000 millones de dólares, el Grupo Prado sólo subastó un reloj por 30.000 dólares y no consiguió ningún otro objeto.
Incluso su hija separada, que fue repudiada por ellos, ganó con éxito un tocado.
Catalina se sintió un poco avergonzada después de haber recibido 880 millones de dólares adicionales de Alejandro y haber utilizado sus fondos para fines benéficos.
“Es realmente vergonzoso“, pensó.
La familia Prado no había seguido a las tropas hasta la recepción. Estaban esperando a Catalina.
Cuando Catalina se acercó, Melinda rápidamente se puso delante de ella y levantó la mano, lista para abofetear a Catalina.
Sin embargo, Alejandro, colocado al lado de Catalina, nunca permitiría que la mano de Melinda alcanzara el rostro de Catalina.
Sin que él lo supiera, Catalina también instintivamente hizo un movimiento defensivo. Levantó la mano, preparada para interceptar la mano de Melinda, pero Alejandro actuó primero.
“¡Estás buscando problemas!” Alejandro replicó bruscamente, y su tono estaba lleno de amenaza.
Melinda le tenía demasiado miedo para decir algo en ese momento.
“Vosotros, los de la familia Prado, nunca vais a dejarme en paz, ¿verdad? ¿Por qué salir ahora a abofetearme? Ya no tengo nada que ver con la familia Prado. ¿Creéis que todavía tenéis derecho a golpearme?”
La expresión de Catalina permaneció indiferente, y su comportamiento era distante, ¡como si a los extraños no se les permitiera estar cerca de ella!
Leonardo dio un paso adelante y le dijo a Catalina: “Catalina, ¿por qué no tomaste la iniciativa de sacarle la Píldora Restauradora a Raymundo cuando la tienes? ¿No sabes que la necesita?“.
Con Alejandro presente, no se atrevió a armar un ataque. No podía entender bien la relación entre Alejandro y Catalina. Sin embargo, a juzgar por lo que acababa de presenciar, era evidente que Alejandro protegía ferozmente a Catalina. Leonardo decidió que no sería prudente ofender a Alejandro.
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“¡1.76 mil millones de dólares a la una, 1.76 mil millones de dólares a las dos, y 1.76 mil millones de dólares a las tres! ¡Felicitaciones, Sr. Zúñiga, por ganar la Píldora Restauradora!”
Raúl anunció firmemente al ganador.
La expresión de Leonardo era mucho más que
sombría.
No podía competir con el hombre más rico del mundo en términos de recursos financieros.
Tenía dinero, pero era limitado.
¡Alejandro compró la última Píldora Restauradora frente a él así como así!
‘¿Qué va a pasar ahora con la mano de Raymundo?‘ él se preguntó.
Benjamín y Melinda también estaban ansiosos. Sin esta pastilla y la posibilidad de contratar los servicios de la doctora Milagrosa, no pudieron evitar sentir preocupación por la mano de Raymundo, temiendo que pudiera dañarse permanentemente.
Mientras tanto, Yulissa lo vio como una excelente oportunidad para alimentar aún más la animosidad entre sus padres, su hermano y Catalina.
Ella empezó a sollozar. “¿Cómo pudo Catalina hacer esto? Ella sabe que Raymundo necesita la Píldora Restauradora para su mano. ¿Por qué la puso a subasta? ¿Tiene que ganarse el dinero o simplemente no le importa la familia?”
Yulissa sollozó intensamente, sintiendo un profundo sentimiento de pena por Raymundo.
El desprecio de Leonardo por Catalina se intensificó y sintió un fuerte deseo de confrontarla sobre la situación.
‘¿Por qué tienes que arruinar la esperanza de Raymundo?‘ él se preguntó.
Tras la subasta se celebró un cóctel. La mitad de los fondos de esta subasta benéfica se devolvería a las familias participantes, mientras que la cantidad restante se asignaría para apoyar a los estudiantes y condados agrícolas empobrecidos.
Los detalles y objetivos de cada suma se divulgarían trimestralmente.
En consecuencia, muchas personas se inclinaron a seguir el ejemplo del alcalde y dedicarse a la filantropía
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