Diario de una Esposa Traicionada por Rocio H. Gómez
Diario de una Esposa Traicionada Capítulo 240

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Cuando me preguntaron eso en público, de repente me sentí un poco desubicada. Porque lo que dijo no estaba mal, era su fiesta de cumpleaños. Tenía todo el derecho de decidir sobre cada invitado. 

Antes de que pudiera decir algo, Camilo la miró de reojo y dijo sin pensar: “Fui yo quien la invitó, le rogué mucho tiempo hasta que finalmente accedió a hacerme el favor de venir conmigo, ¿y ahora la vas a mandar a volar?” 

Con unas pocas palabras, alivió mi vergüenza. 

Al escuchar eso, Abril puchereó, mostrándose molesta: “¿Desde cuándo te llevas tan bien con ella…?” 

Camilo bajó la mirada: “¿Acaso tengo que reportarte todo?” 

“¿No sabías que Isaac vendría? ¿La invitaste para hacerme pasar un mal rato…?” Le reclamó ella. 

“¡Basta ya!” Una dama de mediana edad intervino con una sonrisa: “Ustedes dos, siempre peleando desde niños, ¿acaso no se cansan?” 

Su tono y expresión eran suaves. Luego le regañó a Abril: “Tú también, ya eres toda una señorita, deseando casarte con Isaac, ¿cómo es que todavía actúas tan infantilmente?” 

Al escuchar esas palabras, mi mirada se cruzó accidentalmente con los oscuros ojos de Isaac. Pensé qué me sentiría triste o algo por el estilo. Pero no fue así. Simplemente reaccioné con calma, oh, así que era por eso. Resultó que Isaac había ido con ellos por esa razón. 

Abril cariñosamente abrazó su brazo, mimándola: “¡Mamá!” 

Así que, los de mediana edad eran sus padres. 

Lorena Monroy me examinó discretamente antes de dirigirse a Camilo como si fuera un miembro más joven de su familia: “¿Y esta joven es…?” 

Respondió: “Cloé, mi amiga. Ustedes y Luis me han estado presionando para que me case, ¿qué les parece si le echan un vistazo?” 

Camilo adoptó una actitud desenfadada. Como si estuviera listo para casarse conmigo en cualquier 

momento. 

La mirada de Isaac sobre mí se intensificó de repente. 

Luis se rio, señalándolo: “Este chico travieso, trayendo a una buena chica para jugar a actuar, ¿pretendes engañar a tu tío y a mí?” 

Lorena también habló con preocupación: “Camilo, no se suponía que esperarías a que Abi regresara. Han pasado tantos años, si sigues demorando, tus padres empezarán a quejarse con nosotros, mejor… déjalo.” 

“¿Dejarlo?” Camilo soltó una risa sin significado claro: “¿Acaso una persona viva puede simplemente desaparecer? Al menos, vivo o muerto, debería ser visto.” 

Al parecer, lo que David dijo era cierto. 

A un lado, la expresión de Abril se oscureció al escucharlos mencionar eso, pero recuperó su compostura al encontrar otras miradas. 

Lorena suspiró, conteniendo las lágrimas: “¿Por qué te haces esto, tanto tu tío como yo casi nos hemos dado por vencidos…” 

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Mi corazón se sintió como si algo lo hubiera tirado de repente. Como si lamentara por esa señorita Monroy que nunca había conocido. 

Luis la rodeó con sus brazos, consolándola: “Vamos, ¿por qué lloras? Hoy es el cumpleaños de nuestra Abril.” 

“Tío.” Camilo habló despreocupadamente: “Ustedes también recuerdan, que hoy también es el cumpleaños de Abi, ¿verdad?” 

Luis y Lorena se tensaron, Lorena rápidamente bajó la cabeza para secarse las lágrimas, y Abril pareció aún más agraviada. 

Me sorprendió que Camilo, en un momento así, defendiera a su pequeña prometida, tocando el punto. Pero, ese era su estilo, sin reservas. 

Luis, sin saber qué hacer, reprendió: “¡Camilo! ¿Realmente quieres hacer que tu tía y tu hermana se sientan mal?” 

“Ellas tienen a quien las cuide, yo solo quiero saber si Abi estuviera aquí estaría feliz.”. 

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