Diario de una Esposa Traicionada por Rocio H. Gómez
Diario de una Esposa Traicionada Capítulo 74

Capítulo 74 

Llevaba puesto un traje casual color beige que resaltaba su figura esbelta y elegante, y le daba un aire suave y culto. 

Con una sonrisa suave, dijo: “Un amigo está hospitalizado, vine a visitarlo.” 

“Oh, ya veo.” 

“¿Y tú, por qué viniste sola al hospital?” 

Levanté la hoja de examen que tenía en mano y respondi: “Vine a buscar los resultados de un chequeo médico.” 

David se puso serio y me preguntó: “¿Todo bien?” 

“Todo bien.” 

Había pasado por un chequeo médico en la empresa recientemente, y como la última vez, todo estaba dentro de los rangos normales. Excepto que en aquel momento había un bebé creciendo en mi vientre. 

David asintió y luego dijo: “Todavía no has comido, ¿quieres unirte a nosotros para comer algo?” 

“También están Thiago y Leticia.” 

Parecia que quería evitar cualquier malentendido y por eso lo mencionó. 

Toqué mi vientre, sintiendo algo de hambre y estuve de acuerdo: “Claro, ¿por qué no?” 

Al ir sola de regreso no sabia ni qué comer. Además, estando con más personas, era menos probable perderse en pensamientos confusos. 

David le pasó su auto a su asistente para que lo llevara de regreso, y luego se vino en el mío hacia el restaurante que habían reservado. Era un viejo restaurante conocido por su sopa de cordero. El local era discreto, ubicado en un rincón oculto de un callejón, pero aun así, el negocio iba viento en popa.  Sᴇaʀ*ᴄh the ꜰindNʘvel.ɴet website on Gøøglᴇ to access chapters of novels early and in the highest quality.

Había tantos autos aparcados en la entrada del callejón que estaba completamente bloqueado. Tuvimos que estacionar afuera y caminar hacia adentro, donde Leticia y Thiago ya nos esperaban. 

Al verme, Leticia se sorprendió, y con una ceja levantada, exclamó: “¿Y eso que viniste? Pensé que estarías ocupada esta noche.” 

“Ah, justo me encontré con Guzmán.” 

Leticia, con una mirada aguda, se acercó a susurrarme al ojdo: “¿No lo lograste?” 

“No tuve la oportunidad de decirle.” 

“¿Qué pasó?” 

“Andrea está embarazada.” 

“¿Qué!? ¿Ella también está embarazada?” 

Leticia había hablado en voz baja, pero en ese momento no pudo contenerse y soltó un grito de sorpresa, lo que hizo que Thiago y David nos miraran al mismo tiempo. 

Luego, Leticia se volvió hacia Thiago con enojo diciéndole: “¿Qué miras? Ustedes los hombres siempre se juntan.” 

“¿Ahora qué pasó?” Thiago no sabia si reir o llorar. 

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Capitulo 74 

Leticia me agarró de la mano y empezó a interrogar a Thiago preguntándole: “¿Sabías lo del embarazo. de Andrea?” 

“¿Andrea? ¿Está embarazada? ¿Qué?” 

Thiago estaba aún más sorprendido y tardó en reaccionar, para luego decir: “¡No tenia idea!” 

“¿Invitaste a Isaac a comer hoy?” Preguntó Leticia. 

“Si.” 

“¿Y dónde está?” 

Thiago evitaba mi mirada y la de Leticia, pero finalmente, bajo la intensa mirada de Leticia, como si no tuviera otra opción, traicionó a su amigo y declaró: “Andrea intentó suicidarse por los rumores en la empresa…” 

“Ya se cortó las venas.” Interrumpi. 

Leticia frunció los labios mientras preguntaba: “¿De esas heridas que se curan si no llegas al hospital en tres minutos?” 

Recordé a Isaac cubierto de sangre y bajé la mirada diciendo: “Parecía bastante profundo, perdió mucha sangre.” 

Leticia chasqueó la lengua: “Realmente no se da por vencida hasta conseguir lo que quiere. Con este panorama, va a ser difícil para Isaac deshacerse de ella, especialmente ahora que está embarazada.. 

“¡No digas esas tonterias!” 

Thiago aún defendía un poco de lealtad, apurándose a aclarar la situación a favor de Isaac: “No puede ( ser el hijo de Isaac.” 

“¿Qué, estabas acostado al lado de su cama ayudándoles a ponerse el condón?” 

Leticia soltó una bomba, por suerte David estaba en el baño, y tanto Thiago como yo ya estábamos acostumbrados a su manera de hablar. 

Thiago contestó: “No, ellos no deberían haber… dormido juntos.” 

“¿Entonces los días que Isaac no volvía a casa los pasaba contigo?” Leticia no lo creía. 

Mi corazón se llenó de un sabor agridulce. 

“¡No puedo razonar contigo!” 

Por una vez, Thiago se puso firme frente à Leticia, mirándome y diciendo: “Cloé, no le hagas caso, jel cielo y la tierra pueden ser testigos de la inocencia de Isaac!” 

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