¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1775

Capitulo 1775

Jimena miraba a Elia con ojos llorosos y una expresién de tristeza, diciendo. Podrfa convencerme de ignorar el pasado de Orson, pero realmente no puedo aceptar que mi hijo tenga que compartir a su padre con otra persona...”

Mientras hablaba, las lagrimas de Jimena calan sin control.

Estaba sumamente triste y se habia sentido deprimida y angustiada toda la tarde, pero no habia llorado a gritos.

Sin embargo, ahora que Elia estaba a su lado, no podfa ocultar su dolor y todo salfa a la superficie, Jimena lloraba sin contenerse.

Elia se compadecia al verla y la abrazo, acariciando su espalda y consolandola: “Si te sientes mal, llora todo lo que necesites, eso te hard sentir mejor.

Jimena se aferraba a la ropa de Elia, llorando con un dolor inmenso, pero después de un rato, se calmé un poco, se enderezé de repente, se estiré y luego se puso de pie, haciendo un movimiento como si fuera a saltar al lago.

Ella se asusto y con el corazon en la mano, rapidamente agarré a Jimena diciéndole preocupada: “Jimena, qué haces! No vale la pena hacer una tonterfa por un hombre. jRecuerda que eres madre de dos nifios! En este mundo, nadie los va a amar mas que tu. ;qué serfa de tus hijos si algo te pasa?”

Jimena se gir6 y al ver la cara tensa de Elia, sonri6 con los ojos rojos y le dijo: “;Parezco alguien que harfa una tonterfa? Jamas usarfa los errores de otros para castigarme. Solo quiero despedirme del pasado.”

Dicho esto, Jimena lanzé una gran piedra al lago con fuerza. La piedra cayé con un “plop” creando ondas en el agua y rompiendo la tranquilidad del lago g2

Elia finalmente respir¢ aliviada al darse cuenta de que habia malentendido a Jimena. Ella se habia agachado para recoger la piedra, no para saltar al lago.

Después de lanzar la piedra, Jimena grit6 hacia el lago: “jAh!”

La inmensidad del lago minimizaba su grito, como si todas sus penas se disiparan en aquellas aguas profundas y todo peso se aligerara con el vaivén de las olas.

Al gritar, Jimena se sinti6 mas aliviada y le dijo al lago: “; De qué me preocupo? Es solo un hombre despreciable. jDecidi dejarlo hace tres afios! Y dejarlo de nuevo ahora no representa ninguna pérdida.”

Elia sonri, todavia no habia tenido la oportunidad de consolar a Jimena, pero ella misma ya lo habfa superado.

Después de su grito, Jimena se volvié hacia Elia y en sus ojos enrojecidos por el llanto, brillaba una nueva luz. Dijo: “Elia, ahora entiendo como viviste en aquellos tiempos. No importa cuén dificiles sean las circunstancias, siempre hay un calor que viene de los hijos que cura. Cuando eres madre, te vuelves fuerte y con hijos, nada es realmente un problema.”

"Exactamente, cuidar de uno mismo y de los hijos es lo mas importante,” dijo Elia.

“Claro, ese hombre, que haga lo que quiera!” exclamé Jimena con enojo.

Regresé junto a Elia y justo cuando estaba a punto de sentarse, soné su teléfono. Era su madre quien llamaba.

Jimena no querfa contestar, pero Elia le dijo: “Contesta, tu madre también esta preocupada por ti." Jimena deslizé el dedo para responder y apenas lo hizo, escuché la voz ansiosa y agitada de Jacinta: ":Se fueron hasta el Pacifico para registrar su matrimonio o qué? jCémo es que todavia no regresan! La comida que preparé ya esta frfa, la he vuelto a calentar y se ha enfriado de nuevo. ;Cémo puedes ser tan desconsiderada? Cuando se fueron les dijimos que los esperdbamos en casa para comer, ;no lo escuchaste?” Jacinta y Martin habian estado esperando en casa durante mucho tiempo sin ver regresar ni a Jimena ni a Orson. Al principio no se atrevieron a llamar, por temor a interrumpir el proceso de matrimonio.

Continuaron esperando y esperando, y ya habfa pasado la hora de cierre de la oficina del registro civil, y ni Jimena ni Orson habian regresado. Jacinta, impaciente, llamé a Jimena y comenz6 a regafarla sin parar. Jimena no sabia como explicar y respondié con cuidado.

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