Capítulo294
Todos miraron con asombro a Ema, cuya cara estaba como una hoja en blanco. Todos sabían que, si la policía no tenía pruebas sólidas, no habrían actuado con tanta fuerza para arrestar a alguien. Por lo tanto, se confirmó que Ema había cometido el delito. Con las esposas frías abrazando sus
muñecas, Ema estaba aturdida, de desesperación oscura en sus ojos. ¿Qué rayos está pasando? ¿
Cómo puede ser asi? Le confió a alguien confiable que matara a la hija bastarda, pagó todo lo que
debía y aun así esto estaba sucediendo, ¿cómo se descubrió todo?
¡Ema ¡Ema! -el señor Sánchez estaba tan asustado de que su esposa fuera llevada por la policía
que cayó al suelo después de caminar unos pocos pasos, sosteniendo su pecho con dolor.
-¡Llama a una ambulancia rápidamente! -Alejandro estaba sorprendido y aterrorizado, y ordenó a
alguien que llevara al señor Sánchez que ya le había dado un patatús de recibir tantas malas
noticias Rodrigo estaba atónito y murmuró: -¡Joder, hermano, tu exsuegra es sospechosa de
asesinato y ahora ira a parar a la cárcel! ¡Pero qué noche de locos esta! -Alejandro observaba todo
esto sin emoción, sin intención de ayudar a la familia Sánchez -El asesinato, o su intento, debe ser
justa y necesariamente castigado.
Ema fue llevada por la policía en medio de la vista del público. Cuando pasó por el lado de Beatriz,
llorando, le dio una última mirada a su hija. Esta mirada hizo que Beatriz casi se derrumbara. -¡No
se lleven a mi mamá! ¡Ella no mató a nadie! -Beatriz lloró y gritó, pero después de correr unos
pasos, se escuchó un sonido fuerte y luego todo se detuvo. La cinta adhesiva que sujetaba su
vestido de diseñador se resbaló debido al sudor, dejando pudorosamente al descubierto su cuerpo.
con solo sostén y par de bragas.
Beatriz se encogió, cubriendo su pecho con los brazos, sintiéndose evidentemente humillada y avergonzada. Ema, viendo esta última escena, estaba furiosa y arrepentida por organizar esta
humillante fiesta de cumpleaños para esa pendeja.
Por otro lado, Leona estaba escondido en una esquina, bebiendo vino tinto y disfrutando del
espectáculo, con una sonrisa de oreja a oreja.
Alrededor, hombres malintencionados habían sacado sus teléfonos móviles para tomar fotos secretamente. -Ese cuerpo la neta no tiene nada de exuberante, hermano. No pierdes nada al terminar con ella–dijo Rodrigo mientras apoyaba su codo perezosamente en el hombro de Alejandro, con una mirada burlona en sus ojos. Alejandro sintió que toda la amistad y los años de relación se habían convertido en una broma absurda. Bajó los ojos y se alejó
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Beatriz sintió una sensación de desesperación sofocante y se levantó para perseguir a Alejandro – Alejandro–Pero olvidó que estaba semidesnuda, mostrando completamente su cuerpo.
-¡Ah!¿Qué son esas líneas entrelazadas en esa barriga? -¡Parecen estrías de embarazo! -¡Son estrías de embarazo! ¡Dios mío! ¡Engañando a alguien y teniendo una hija, y todavía pretendiendo ser una doncella virtuosa, una verdadera farisea! -El señor Hernández estaba en una situación tan
lamentable.
Ese sueño de ser la distinguida esposa de la familia Hernández, todo lo que habia construido, ahora en calzones sin ningún pudor.
En el pasillo, Alejandro caminaba con paso lento y una mirada profunda en sus ojos. Rodrigo caminaba a su lado en silencio, varias veces intentó decir algo, pero se detuvo
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