Capítulo389

-Esta vez, no se trata de la llamada de medianoche, es el susto de medianoche. -Diego bromeó mientras tomaba un sorbo de vino tinto, tratando de aligerar el ambiente.

Después de todo, esta noche, tanto él como Javier estaban acompañando a su hermana menor, y no se atrevían a hacer nada que molestara a Flora.

De lo contrario, las dagas en su cruz no eran decoración, y en ese momento ni siquiera Jesús

podría salvarlo.

-¡Flora realmente se atreve a venir?¡Maldita sea, dame armas! -Javier maldijo mientras sus ojos seguían fijos en la pantalla, sus dedos tecleaban rápidamente en la computadora.

-¿Armas? ¿Qué armas? ¿El teclado?

Clara sacudió la cabeza y, con una expresión indiferente, se levantó de su asiento: -Fui yo quien invoco a ese fantasma aquí, así que debería ser yo quien lo despida. Bajaré a echar un vistazo.

Se dirigió sola hacia la entrada, activando el intercomunicador.

En la pantalla, la imagen de Alejandro apareció con su rostro guapo y su semblante un tanto frío.

-¿Qué estás haciendo aquí?

Los ojos de Clara permanecieron tranquilos, como si no lo reconociera en absoluto: -¿No hay otros lugares de interés en la Ciudad de México? ¿Realmente tienes que venir a mi casa para pasear?

-Clara, sal, tenemos que hablar-Alejandro ignoró su burla, su voz profunda y grave.

-¿Así no se puede hablar? ¿Necesito ver tu cara, o es que no puedes oír mi voz?

El hombre apretó la garganta y exhaló un suspiro pesado.

La mujer frente a él era fría y despiadada.

-Clara, deja de hacer alboroto, sal y hablemos.

-¿Alboroto? ¿Con cuál de tus ojos viste que estuviera causando alboroto? Estoy claramente

tratando de echarte, ¿no lo puedes ver? -Clara no pudo evitar esbozar una sonrisa burlona.

-Sal, quiero verte.

Los ojos de Alejandro destellaron en la oscuridad, su voz ronca como si hubiera reprimido

demasiadas emociones complicadas, finalmente pronunció esas palabras como si hubiera agotado

todo su orgullo y dignidad.

Quiero verte.

El corazón de Clara se contrajo violentamente en su pecho, su sangre parecía fluir en reversa

mientras apretaba sus labios y retrocedía medio paso.

Después de un momento, inhaló profundamente y soltó una risa ligera y burlona.

Si esto hubiera ocurrido en el pasado, probablemente se habría emocionado hasta las lágrimas al

escuchar a Alejandro decir eso. Haría cualquier cosa por esas palabras, estaría dispuesta a todo

por él.

Pero ahora, ese deseo llegaba demasiado tar de. Las relaciones caducadas, cuando se mantienen,

solo empeoran la situación y la hacen sentir aún más despreciada.

-Alejandro, el mundo de los adultos es cruel. No siempre puedes obtener lo que quieres y no

puedes manipular las cosas a tu antojo.

Clara inclinó la cabeza, su sonrisa burlona le heló el corazón: -Este entendimiento, fue algo que

me llevó tres años aprender de ti.

-Clara… La voz de Alejandro se atascó en su garganta, sus nervios temblaron con intensidad.

-Esta noche parece que no va a llover.

Clara levantó la vista hacia la luna y dijo con un tono frío y cortante: -Alejandro, la última vez que

salí a verte fue porque temía que fueras alcanzado por un rayo. Esta vez, si quieres que salga a

verte, tendría que estar lloviendo cuchillos del cielo. Vete.

*Click*

La videollamada se desconectó, sumiéndolo en la oscuridad implacable.

Alejandro se quedó parado afuera de la puerta con una mirada vacía en sus ojos. Estaba rodeado por la melancolía del profundo otoño, sintiendo el frío que penetraba en su imponente figura.

Clara subió las escaleras con pasos lentos y pesados.

No entendía en absoluto. El hombre que solía ignorarla por completo, ¿cómo se atrevía a aparecer Sᴇaʀᴄh thᴇ Find ɴøᴠel.nᴇt website on Gøøglᴇ to access chapters of novels early and in the highest quality.

después de divorciarse y hablar de querer verla? Era tan descarado y sinvergüenza.

¿Qué más había que decir? Tres años pasaron, y durante esos tres años, él tuvo todas las oportunidades para hablar con ella, para compartirlo todo, pero eligió ignorarla en su vasta

Hacienda.

Habían pasado tres años, y no iba a desperdiciar más tiempo en este hombre.

Clara entró en su estudio, Aarón se apresuró a preguntar con preocupación -¿Cómo estás,

señorita? ¿Alejandro te causó problemas?

-Hmmm, ¿cómo se atrevería?

Clara se acercó detrás de Diego, rodeando con cariño el cuello de su hermano mayor con sus

brazos y actuando de manera coqueta.

-Y tú, ¿le causaste problemas a Alejandro? -Diego preguntó con una sonrisa.

-Oh… no, no lo hice.

-Qué lástima.

Diego levantó suavemente la mano y acarició su mejilla, bromeando -Estoy aqui esta noche. Es

una gran oportunidad Podrías haberle dado una paliza para desahogarte.

Clara se quedó sin palabras: -Diego, agradezco tu consideración, pero los devotos creyentes

deberían resolver los problemas de manera pacífica.

-Clara, ¡finalmente lo descubri! ¡Rápido, abre una botella de vino tinto para recompensarme! ¡La

más cara que tengas! -Javier estaba tan emocionado que levantó ambas manos y gritó.

-Aarón, ve al sótano de vinos y tráeme una botella del mejor vino tinto para-Javier.

La preocupación en los ojos de Clara desapareció mientras se acercaba a Javier. Puso su mano

izquierda sobre su hombro y apoyó su brazo derecho en el borde de la mesa, mirando fijamente la

pantalla sin apartar la vista.

-¿Quién es el que proporcionó el artículo?

-¡Aquí está su identificación!

Javier señaló la pantalla: -Ella es una reportera de noticias sociales en Brújula Noticias. Se llama

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