Capítulo581

Rodrigo sostenia a Noa en el coche, mientras Luisana lo iba conduciendo, y el lujoso coche salió de

Villa Marejada.

En el interior del coche, Rodrigo sostenía y acariciaba el cabello de Noa, su corazón se encontraba

lleno de dolor y angustia.

Él había llegado alli esa noche para encontrarse con Alejandro y salir a tomar una copa, pero

nunca imaginó que, tan pronto como entró por la puerta, se encontraría con ese tipo de “caos”.

Al pensar en las palabras que Aurora dolorosamente dijo y recordar esas horribles cicatrices en el

brazo de Noa, Rodrigo odió sintió un gran odio que sus ojos se enrojecieron y parecían estar a

punto de estallarse. La sangre en su cuerpo parecía haberse solidificado en una hoja fría y

penetrante, perforando sus pulmones; el dolor era real e intenso se extendió sin precedentes por

todas las extremidades y huesos.

Esta vez el dolor, era verdaderamente insuperable. Anteriormente, había sufrido una herida de

amor en casa de Clara, y aunque su corazón había sufrido, no se podía comparar en lo absoluto con

el dolor que sentía en ese momento. Respiró profundamente, colocando su esculpido rostro sobre

la cabeza de la niña, mientras cerraba lentamente los ojos, que se habían se habían enrojecido de

la rabia.

“Hermanita cariñosa, te prometí que te protegería Yo, Rodrigo, nunca faltaré a mi palabra y haré lo

que digo.”

-Señor Rodríguez, ¿quiero preguntar

¿A dónde vamos ahora? -Luisana miró el

par

de

hermosos ojos de Rodrigo a través del espejo retrovisor y preguntó en voz baja.

El hombre se quedó perplejo ante la pregunta.

Aunque sólo hablaba de llevarse a Noa lejos de Leona.

¡No podía realmente…llevar a esta chica menor de edad a su propia casa!

¿Si Alejandro lo supiera, lo mataría?

-Cariño, te enviaré con Alejandro. O te enviaré a casa de tu cuñada, y te puedes quedarte allí esta noche, ¿vale? -

Rodrigo bajó sus largas pestañas y preguntó suavemente.

-Noa frunció las cejas de dolor, estiró la mano para taparse la oreja izquierda y no contestó.

-¿Noa, Noa?

Rodrigo volvió a llamarla varias veces, pero ella permaneció sorda y no le dio ninguna respuesta.

Sólo gritó: –Me duele… duele mucho…

-¿Dónde te duele?

Noa levantó lentamente los ojos, sus mejillas aún llevaban las marcas de palma dejadas por Leona S~ᴇaʀᴄh the FɪndNovᴇl.nᴇt website on Gøøglᴇ to access chapters of novels early and in the highest quality.

al golpearla.

Los ojos de Noa estaban empapados de lágrimas, y destellaban una luz malhumorada, era

realmente muy conmovedor. -Rodrigo. Lo siento…… Sé que me estás hablando, pero lo

siento…… No puedo oír ……

-¿No puedes oír? ¡¿Cómo no puedes oírme?!-Rodrigo preguntó ansiosamente.

Noa extendió lentamente la mano que cubrió su oreja izquierda frente al hombre.

Sólo para ver, en el centro de la palma blanca como la nieve, una salpicadura de color rojo sangre

floreció.

Rodrigo sintió un fuerte escalofrío, su corazón sufrió espasmos de dolor, ¡todos sus pensamientos

estaban desordenados!

-Luisana, vamos al hospital …… ¡Rápido!

*

Bahía de Luna.

En la habitación donde solía vivir, Fernando, Adrian, el médico privado y Clara estaban todos allí, Aarón había

regresado del trabajo, se enteró de que algo le pasó al Sr. Hernández ni siquiera tuvo tiempo de cambiarse de

ropa. Se apresuró en pijama y zapatillas de algodón en un día frío.

La escena de los personajes bien vestidos parados alrededor de Alejandro era cada vez más extraña y hogareña.

Cinco personas estaban de pie en un grupo alrededor de Alejandro.

Alejandro:

Multitud:……

Alejandro:…….

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