Receta para robarle el corazón al Dr. Farel ( Evrie and Farel )
Capítulo 276

Amir era el papá de Valerio.

Quizás no era necesario ver a Amir en persona para conseguir su firma.

Valerio la miraba con una expresión que decía que había leído sus pensamientos.

—¿Qué pasa? ¿Quieres que te haga los mandados?— dijo con una sonrisa burlona.

Evrie le sonrió de manera conciliadora. —Así será, te invito a comer y tú me ayudas, ¿va?—

Valerio sonrió con un aire de misterio. —De acuerdo.—

Ese día, Valerio había cambiado de carro; llevaba un enorme y flamante SUV.

Evrie no sabía mucho de carros, solo que subirse a uno implicaba poder moverse.

Intentó abrir la puerta trasera, pero Valerio la detuvo. —¿Por qué vas atrás? ¿Qué soy, tu chofer? ¡Ven, siéntate adelante!—

Evrie… —…—

En ese momento, era ella quien necesitaba un favor, así que tenía que comportarse.

Silenciosamente, tomó los documentos y ocupó el asiento del copiloto.

Valerio puso en marcha el SUV y pronto se detuvo frente a un restaurante con una decoración elegante y un aire de tranquilidad.

Eligieron un lugar junto a la ventana y empezaron a revisar el menú.

Evrie miró a su alrededor, la sofisticación del lugar la hacía sentir incómoda.

¿Sería muy caro?

Cuando vio los precios de los platos en su teléfono, se quedó sin palabras.

¡Un simple pescado frito costaba mil pesos!

¿Estaban comiendo oro?

Valerio, sonriente, escaneaba el código QR con su teléfono. —Como la diseñadora Evrie invita, no me voy a cortar.copy right hot novel pub

—

Evrie cubrió la cámara de su teléfono con la mano. —Mejor vamos a otro lado, no tengo tanto dinero…—

No estaba dispuesta a gastar una fortuna solo por las apariencias.

Después de esa comida, se quedaría sin un centavo por el resto del mes.

Valerio la miró entre divertido y sorprendido. —Ya que invitas, ¿por qué te andas con tantas cuentas?—

Valerio se mostró asombrado. —¿Mil pesos? Con eso no compras ni un helado de Häagen-Dazs.—

Evrie lo miró de reojo, su tono era melancólico.

—Gente como ustedes, que nunca han pasado necesidades, no entienden el valor del dinero.—

Valerio… —…—

Se sintió aludido.

Intentó decir algo, pero las palabras no salían.

—Yo… yo no uso el dinero de mi papá, lo que gasto es de mi mamá.—

Replicó con un tono defensivo. —Además, no soy un ‘hijo de político’, como mucho acepto que soy un ‘hijo de rico’.

—

Evrie… —…—

¿Acaso había alguna diferencia?

Evrie estaba preocupada. —Eso no estaría bien…—

—¿Vas a pedir o no? Si no, olvídalo y vámonos.—

—Voy a pedir.—

Evrie, temiendo que se enfadara y aun necesitando su ayuda, se puso a elegir del menú.

Los platos estrella del lugar costaban miles, y algunos llegaban a más de diez mil.

Evrie no se atrevía a pedir algo tan caro, así que solo escogió un par de los más baratos.

Valerio seleccionó el resto al azar, sin mirar los precios.

Los platos llegaban uno tras otro, tan delicados que parecían obras de arte.

Evrie probó un bocado sin mucha emoción.

Era comida normal, con menos aceite, sal y salsa, y aun así, era muy cara.

Valerio la observaba comer con delicadeza; su pequeña cara, su nariz puntiaguda, los labios rosados, y sus largas y rizadas pestañas.

No era una belleza clásica, pero resultaba agradable y atractiva.

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