Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria por Joana Del Río -
Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria Capítulo 378
Capítulo378
Cira con el barco a la deriva, vestido todo de negro con un traje elegante, pero con una corbara de un rojo oscuro, como un destello de luz en la noche, atravesando la oscuridad de repente, impactando directo en su corazón.
El barco se acercó lentamente a la orilla, y Morgan extendió la mano hacia Cira, indicándole que subiera a bordo y se uniera a él.
Cira no se movió.
Aparte de aquella vez en el ascensor, nunca se acercó activamente a él,
simplemente lo observaba con cierta fijeza.
Morgan le pidió al barquero que se acercara un poco más. Cuando estaban a unos cuarenta o cincuenta centímetros de la orilla, de repente saltó a tierra, idando un paso hacia Cira!
Cira, desprevenida, lo vio acercarse de repente e instintivamente intentó retroceder, pero él la abrazó de inmediato.
Con una constitución de hombros anchos y cintura estrecha, además de llevar un abrigo negro, parecía que la estaba envolviendo por completo en sus brazos.
Cira sintió su nariz fría por el viento y chocó contra su pecho cálido. Incómoda, apartó la mirada y dijo: … ¿Por qué aún no te has ido?
Ella pensó que él ya se había ido del pueblo.
Morgan bajó la mirada: -¿A dónde más puedo ir? En días festivos, los únicos dos hoteles en tu pueblo están completamente llenos. No tengo a dónde ir.
Mentira.
Si era algo que Morgan quería, incluso en el desierto, podía encontrar un lugar para quedarse, y además, Fuenteserena no está tan lejos del centro de la ciudad, podría regresar a Costa Bella sin problema.
¿Una villa dúplex de millones no sería suficiente para él?
Cira sospechó que estaba exagerando…
Morgan, exagerando.
La sola idea de asociar esas palabras con su nombre le parecía surrealista.
-Suéltame, todo el pueblo son conocidos.
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Morgan apoyó la barbilla en la parte superior de su cabeza;
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Entonces, llévame
a casa en secreto, guardame en tu habitación, y nadie más lo sabrá. Cira podria haberse vuelto loca, ya que, de alguna manera, fue seducida por su tono persuasivo y, de manera inexplicable, aceptó una solicitud tan absurda.
La hermana mayor y su esposo se fueron temprano después de cenar, llevándose a la sobrina. La madre de Cira ya no podía quedarse despierta hasta tarde, se fue a descansar temprano, la niñera también regresó a su cuarto después de hacer la limpieza, y en casa solo quedaba el padre de Cira viendo televisión.
ven
Cira, como si estuviera haciendo algo furtivo, se escondió en la oscuridad justo en frente de su propia puerta.
Morgan habló en voz baja junto a su oido: ¿Qué hacemos? No podemos entrar. El aliento cálido que exhaló rozó su oreja, haciendo que la columna vertebral de Cira se estremeciera instintivamente. Ella frunció los labios y lo miró con desaprobación.
Morgan sonrió ligeramente.
Silenciosamente, Cira apagó el interruptor exterior.
¡Chas!, la habitación quedó sumida en la oscuridad.
El padre de Cira, acostumbrado a eso, sabía que la sobrecarga de voltaje en el pueblo a menudo causaba cortes de energia. Con destreza, encontró una linterna para iluminarse mientras murmuraba: -Turismo, siempre ocupándose del turismo, no arreglan la electricidad adecuadamente. Cuando hay mucha gente, siempre salta. ¿Quién querría venir aquí? Realmente…
Cira se escondió a un lado, esperando a que su padre saliera. Una vez que salió, extendió la mano hacia atrás, agarró a Morgan y lo arrastró sigilosamente dentro, corriendo hacia el desván: -¡Rápido!
Ella temía ser descubierta, pero Morgan caminaba tranquilamente, con zancadas largas, siguiéndola en la oscuridad. Con una sonrisa en los labios, murmuró: La señorita López también se está corrompiendo, trayendo secretamente a un hombre a casa para pasar la noche.
Cira no pudo evitar querer maldecirlo, claramente fue él quien no tuvo vergüenza de irse.
Morgan escuchó el sonido de la tapa del interruptor siendo levantada, aceleró el paso y, agarrándola, subieron al desván en tres zancadas.
Un segundo después de cerrar la puerta del desván, el interruptor fue levantado
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por el padre de Cira, y las luces de la casa se encendieron.
La casa de la familia López era de un solo piso, y el segundo piso era solo un pequeño desván con un techo bastante bajo, apenas llegaba a 1.7 metros de altura. Cira tenía que inclinarse, y mucho menos decir para alguien tan alto como Morgan, que medía más de 1.8 metros.
Una vez arriba, Morgan la empujó directamente sobre la cama y selló sus labios con un beso.
Con sus padres justo abajo, la sensación constante de peligro y vergüenza hizo que Cira estuviera tensa todo el tiempo, esquivando de un lado a otro, reacia. Pero el hombre conocía su cuerpo mejor que ella misma. En poco tiempo, la dejó jadeante. Morgan le preguntó a propósito: -¿Seguimos?
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Capítulo379
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