Capitulo 46 Atenta y considerada

-Siempre y cuando esté dentro de su capacidad…”, Claudia casi expresó su pedido, pero logró contenerse. -No puedo mencionarlo ahora. Debo mantener la calmas. Por lo tanto, le preguntó

sobre Griselda.

-No tuve la oportunidad de visitarla desde que regresé. Quiero visitarla dentro de unos días.

¿Está bien?

Alejandro frunció el ceño y rechazó la idea.

-Espera un poco más. Me preocupa que pueda afectar el estado de la abuela.

La sonrisa de Claudia se desvaneció, puesto que la situación seguía siendo la misma. Por alguna razón, Griselda no parecia tenerle cariño. No obstante, dado que había salvado a Alejandro, la anciana la trataba con cortesía, pero eso era todo. Griselda era agradable y educada con ella solo por el hecho de que fue quien salvó a Alejandro. Aun así, trataba a Victoria como si fuera su propia nieta y eso era algo que Claudia no podia aceptar.

Al final, la mujer asintió con amabilidad.

-De acuerdo. Haré lo que digas.

De todos modos, no pasaría mucho tiempo; solo necesitaba ser paciente.

Victoria regresó a la oficina después de su descanso. Se había tomado las vacaciones en un apuro, así que a pesar de que hizo lo mejor que pudo para traspasar su trabajo antes de irse, la personal que la reemplazó no era lo bastante hábil para encargarse de todo. Cuando regresó, se dio cuenta de que había varios asuntos que había pasado por alto. Por lo tanto, estaba inundada de trabajo en cuanto regresó a la oficina; una gran pila de trabajo la esperaba. Solo al mediodía tuvo tiempo. para tomarse un descanso.

A lo largo de la mañana, Jazmin entró unas cuantas veces para llevarle algunas bebidas. Al principio, la joven le llevó café y Victoria solo bebió un sorbo distraídamente, pero, en el momento que la amargura le tocó la lengua, recordó algo y volvió a dejar la taza sin seguir bebiendo.

Cuando Jazmín volvió a entrar, vio que no había bebido el café y se había enfriado.

-Le traeré otra taza de café, señorita Victoria -dijo la joven.

-Jazmin, de ahora en más, tráeme agua en lugar de café-comentó Victoria tras levantar la

mirada.

-¿Cómo? -Pensó que había escuchado mal-. ¿Y-ya no bebe café? Sᴇaʀᴄh thᴇ ꜰindNʘvel.ɴet website on Gøøglᴇ to access chapters of novels early and in the highest quality.

-Asi es. Ya no bebo café.

Jazmin era habladora y, cuando escuchó la respuesta de su jefa, preguntó:

-Pero ipor que? El agua no la ayudará a mantenerse alerta.

Victoria no respondió: somo la miró sonriendo, La muchacha se dio cuenta de que era entrometida, asi que se rascó la cabeza con incomodidad.

-Lo siento, señorita Victoria. De ahora en adelante, le tracré

-Gracias.

agua.

Victoria volvió a sumergirse en el trabajo. Al pensarlo mejor, supo que no podia beber café y el té tampoco era una opción. Tenía una gran cantidad de trabajo y, si bebía un poco de cafeína, podría terminar consumiendo bastante durante el dia; la mejor opción era el agua.

Al final, Victoria tuvo tiempo para tomarse un descanso, se reclinó en la silla y cerró los ojos. exhausta. Unos instantes después, el teléfono comenzó a sonar. Ella miró la pantalla y vio que era Alejandro, así que atendió la llamada.

-¿Qué sucede? Si está relacionado con el trabajo, puedes llamarme al teléfono fijo de la oficina.

El hombre al otro lado del teléfono hizo una breve pausa como si sus palabras lo hubieran detenido. Luego, se escuchó una voz distante.

-No es sobre el trabajo. ¿Ya almorzaste? Si no lo has hecho, entonces ven -dijo rápido y

cortante.

Victoria no se imaginaba que la invitaria a almorzar. Ella vio la pila de trabajo que se asomaba en su escritorio y estuvo a punto de rechazarlo cuando escuchó otra voz a través del teléfono.

-Deberías usar un tono más amable, Ale. También preparé el almuerzo para ti, Victoria. Te estamos esperando.

La mirada de Victoria se tornó más tajante, pero su voz sonaba igual.

-No será necesario. Ustedes dos pueden comer. Todavía tengo trabajo que hacer, asi que no me esperen. Finalizó la llamada de inmediato.

Dio la coincidencia que notó que Jazmin salia, así que se levantó y le preguntó:

-¿Vas a almorzar?

-Si, señorita Victoria. ¿Quiere venir?

-Por supuesto. Vamos juntas.

Victoria tomó su teléfono y el bolso antes de seguir a Jazmín a la cafetería de la oficina. La asistente se sintió bastante halagada mientras caminaba junto a Victoria. Era la primera vez que almorzaba con ella en la cafeteria de la oficina. Estaba encantada y seguia entablando conversación con ella.

-¿Está segura de que le gustará la comida de la cafeteria? También podemos salir y comer lo que

usted prefiera.

-No hay problema. –Victoria sonrió-. La cafetería está más cerca, así que es más conveniente; podemos regresar directo al trabajo después de comer.

—Oh… -Dado que había mencionado el trabajo, Jazmín se sintió culpable-. Lo siento. Todo es mi culpa. Si lo hubiera hecho mejor, no se habría acumulado tanto trabajo.

Victoria la miró y no intentó consolarla. Estaba obligada a renunciar una vez que se divorciara, y la única persona bajo su supervisión era Jazmín, así que, cuando se fuera, a ella la ascenderían a su puesto para reemplazarla.

En el pasado, Victoria había sido bastante indulgente con la joven. Ella misma se encargaba de la mayor parte del trabajo y le permitía que aprendiera despacio. No obstante, eso ya no podía ser posible.

-Si te sientes mal al respecto, entonces, deberías esforzarte más en aprender esta tarde – respondió Victoria con brevedad.

Jazmin se sorprendió, pero asintió con vehemencia.

-Sí. Haré lo mejor que pueda para aliviarle la carga, señorita Victoria.

Ambas formaron fila para conseguir la comida. Mientras esperaban, la multitud a su alrededor comenzó a murmurar entre ellos cuando vieron a Victoria. Una vez que ella se sentó, los demás comenzaron a hacer comentarios en voz alta sin importarles su presencia.

-Vaya, vaya. La esposa del presidente almuerza en la cafetería con los demás. ¿Cree que es tan humilde por bajarse del pedestal?

-¿Humilde? Ay, por favor. Ni siquiera la llames la esposa del presidente. ¿Alguna vez has visto a la esposa del presidente trabajar de secretaria? Su futura esposa se encuentra en la oficina del señor Calire, ¿de acuerdo?

Ellos no se molestaron en guardar silencio. Era como si asumieran que Victoria había caído en la desgracia y la degradaban a propósito.

-Te refieres a la señorita Claudia Juárez de la familia Juárez, ¿verdad? La vi ayer. Le trajo el almuerzo al señor Calire y hoy también vino. Es tan atenta y considerada.

-Escuché que, en realidad, es ella con quien el señor Calire quiere casarse. No solo proviene de una buena familia, sino que también es hermosa y, lo más importante, le salvó la vida al señor Calire.

-¿Y la otra persona? No tiene nada. No solo su familia se fue a la quiebra, sino que incluso tuvo que depender del señor Calire para obtener un trabajo como secretaria en Grupo Calire. No puede hacer nada por él.

Victoria escuchó en silencio la ferviente discusión alrededor de ella. Incluso estuvo de acuerdo con lo último que dijeron. Era cierto que su familia no era de ninguna ayuda para Alejandro

cuando se trataba de negocios.

¡Clane! Jazmin, que estaba sentada frente a Victoria, no pudo soportarlo más. Dejó de un golpe los cubiertos y declaró:

-¡Fueron demasiado lejos! ¡Voy a enfrentarlos! -Se puso de pie, enfadada.

Sin embargo, Victoria le ordenó con tranquilidad:

-No te vayas!.

-¡Señorita Victoria!

-Siéntate ordenó con tono indiferente pero firme.

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