Capítulo 55 ¿Se sentirá culpable?

Aunque no había muchas personas en la fila, debían esperar su turno. Victoria estaba muy cansada porque no había podido dormir la noche anterior, así que buscó un lugar para sentarse. Alejandro la siguió con una expresión apática y no se sentó a su lado cuando se acercó a ella. En ese momento, ella estaba tranquila y levantó la mirada.

-¿Por qué no te sientas?

-No es necesario-contestó de manera inexpresiva sin siquiera mirarla.

La joven comprendió qué estaba ocurriendo. No quiere estar cerca de mi, eso debe ser. Cuando nos divorciemos, podrá estar con Claudia, así que no tiene sentido que sea atento conmigo. Por fortuna, ella ni siquiera esperaba ser amiga de Alejandro luego de divorciarse.

En principio, no le molestaba que no interactuaran entre ellos, pero, mientras más esperaban, comenzaron a escuchar a la gente a sus alrededores murmurar.

-Miralos. Van a divorciarse?

-¿Qué? ¿Estás seguro? Parecen la pareja perfecta y aun así se divorciarán.

-No lo comprendo. ¿Acaso creen que encontrarán otra pareja más atractiva? ¿Por qué se divorcian? Me angustia ver que van a separarse.

Era imposible que no les prestaran atención a ellos, en especial porque eran muy atractivos. Como ambos lucían muy bien, las personas los consideraban como la pareja perfecta, lo que generaba aún más debate.

Victoria escuchaba a la gente murmurar y, si ella lo hacía, Alejandro también porque estaba a su lado. No obstante, él se mantuvo serio y no reaccionó ante los comentarios.

-Por cierto, ellos son muy jóvenes. ¿Crees que tienen hijos?

Al escuchar, la joven se alteró e hizo un esfuerzo por no poner los ojos en blanco y calmarse. -¿Cómo es posible que la conversación se haya desviado tanto y mencionen eso?».

–Tienen muy buenos genes; sería una pena que no tengan hijos.

Al escuchar el comentario inocente, ella miró a Alejando y, tal como esperaba, tenía una expresión sombría. Desde que recibió ese mensaje y le sugirió estar un año lejos de él, el hombre no volvió a preguntarle sobre el asunto. La joven pensaba que Claudia se había encargado de todo, así que él no le preguntó. Además, él creia que ella había abortado y por eso no le consultó, pero en realidad continuó con el embarazo.

-Por favor, ya cállense», pensó. No obstante, la multitud estaba muy entretenida murmurando y ni siquiera les preocupaba si los protagonistas de la conversación se molestaban porque ya era una discusión agitada.

-Deben tener hijos. Si fuera ellos, me encantaría tener varios con esos genes. Además, aunque me divorcie, los rostros hermosos de mis hijos me ayudarían a recuperarme. ¿No crees que seria una gran recompensa?

-Si, estoy de acuerdo porque de lo contrario no tendría nada después de divorciarme. Además, todo cambia con el tiempo e incluso una mujer hermosa se convertirá en una anciana. No obstante, mientras mis hijos sean hermosos, podrán demostrar lo bella que solía ser en el pasado,

¿no crees?

Los hijos se habían convertido en el objeto de la conversación. Victoria casi se desmaya; cuando ya no podía tolerarlo y se puso de pie para marcharse, Alejandro la detuvo.

-¿Tienes hambre? -preguntó en voz baja.

-¿Qué?

Pensó que estaba alucinando y lo miró sorprendido. Aunque el hombre se mantenía inexpresivo, notó que ya no estaba tan malhumorado.

-¿Quieres comer?

-¿Me dices a mi?

-¿Con quién más podría estar conversando?-contestó con el ceño fruncido.

-Ah, no, gracias. No tengo hambre -respondió y sacudió la cabeza.

Luego, bajó la mirada mientras pensaba. -¿Por qué cambió de repente su actitud?-. Era evidente. que estaba de mal humor cuando llegaron al lugar, pero, luego de escuchar a las personas. murmurar, parecía más animado e incluso estaba preocupado por ella. -¿Será porque se siente culpable por haberme pedido que aborte?».

-Pero no desayunaste insistió.

-Si, pero no tengo hambre.

Ella en verdad no tenía apetito.

-¿Estás segura de que no tendrás hambre después? No tendremos tiempo de desayunar de camino al asilo.

Cuando le explicó la situación, ella comprendió de inmediato.

-De acuerdo; vamos a desayunar.

-Espera aqui; iré a comprarlo.

Luego, Alejandro salió del edificio. De pie, afuera, no fue a comprar de inmediato, sino que se apoyo en la pared, encendió un cigarrillo y disfrutó la brisa fresca y mañanera. El hombre observaba el pelo para intentar ocultar sus emociones. Su mañana comenzó con Victoria

molestándolo y tuvo que contenerse para no agarrarla por el cuello por ser tan despiadada. Por lo menos, cambió de opinión en cuanto ella aceptó desayunar. «¿Qué me sucede?».

Victoria no esperaba que las personas que estaban murmurando se acercaran a ella y se sentaran a su alrededor como si fueran amigas.

-Hola. ¿El hombre que se fue es su esposo o su novio?

-¿Por qué están aquí? ¿Van a casarse o a divorciarse?

-Permitame preguntarle, ¿tienen hijos?

Victoria se sentia abrumada. ¿No creen que se están contradiciendo con sus preguntas? Además, es muy inapropiado que se entrometan en la vida privada de alguien, en especial luego de haber estado haciendo comentarios frente a mi».

-Lo lamento, pero es mi vida privada. No me siento cómoda ni quiero contarles mi historia a extraños comentó sonriendo.

El grupo se sorprendió al oírla, pero no estaban molestos, sino que un poco avergonzados. Después de todo, aunque Victoria decidió no responderles, ella fue muy amable. De lo contrario, si se enojaban porque ella se defendió, iba a demostrar que el grupo no tenía ni límites ni modales.

-Entiendo; no la obligaremos y le pedimos disculpas. Es que ambos lucen muy bien juntos y no pudimos evitar querer saber más sobre usted. Sᴇaʀᴄh thᴇ Find ɴøᴠel.nᴇt website on Gøøglᴇ to access chapters of novels early and in the highest quality.

-Es cierto; jamás había visto un rostro tan hermoso.

-Gracias respondió sonriendo-. Ustedes también lucen muy bien.

-Y nos lo dice la mujer más hermosa; me hará sonrojar. Solo para que lo sepa, tiene un rostro único; debería aprovecharlo.

que

Aunque las mujeres eran muy entrometidas, Victoria no se enojó con ellas. Antes de Alejandro regresara, ellas continuaron conversando a su lado, aunque la joven apenas respondía. No obstante, la consideraban como si fuera su amiga y le contaron sus historias de amor; la conversación finalizó cuando apareció una figura en la entrada. El grupo se disipó de inmediato y regresaron a sus asientos.

Alejandro se acercó a Victoria y percibió varios perfumes a la vez, lo que lo molestó.

-¿Qué querían? -preguntó al mismo tiempo que le entregaba la comida.

-Nada importante-dijo y agarró la bolsa luego de dudar un momento-. Solo querían saber por qué estábamos aqui.

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