Capítulo 65 No tocarme

Incluso si Victoria hubiera usado un abrigo, habría sentido el frío de la pared. Además, Alejandro la sujetaba con firmeza de los hombros, lo que hacía que permaneciera inmóvil en esa posición. Luchó para liberarse de su agarre, pero sus esfuerzos fueron en vano y pronto se quedó sin aliento. Por lo tanto, levantó la cabeza y fulminó al hombre con la mirada mientras sonreia con desdén.

-¿Qué haces? ¿Estás enojado porque dije lo que pensabas en voz alta?-comentó.

Por su parte, Alejandro miraba a Victoria con expresión sombria. La mujer ante él tenia ojos. radiantes que parecían brillar bajo las luces; se veía como si tuviera estrellas, lo cual era fascinante. Aparte de eso, tenia nariz respingada y labios rosados. Aunque estos eran suaves y dulces, sus palabras eran tan hirientes que él queria silenciarla y prohibirle que volviera a hablar. Mientras pensaba en ello, se inclinó de forma abrupta y la besó antes de que pudiera decir algo más. Cuando ella vio que él se acercaba, se sintió incómoda ante la situación.

-Tú… —En cuanto pronunció la primera palabra, sintió unos labios familiares sobre los suyos,

Antes de que Claudia interviniera en sus vidas, Victoria jamás había rechazado los besos de Alejandro. Después de todo, lo amaba y anhelaba su tacto. A pesar de que jamás lo había rechazado, se mostró timida la primera vez que la besó. Además, sus besos eran intimidantes, al igual que su personalidad. Cada vez que se besaban, la sensación abrumante hacia que ella solo pudiera volver en si una vez que terminaba. Lo mismo ocurrió esa vez, quizás su beso fue tan intenso porque él estaba enfadado. La tomó de las mejillas y las presionó, lo que hizo que se deformaran. Ella podia sentir su presencia distante a su alrededor y el beso parecía expresar su frustración.

Después de eso, lo apartó con todas sus fuerzas y lo abofeteó. La cabeza del hombre se sacudió a un lado y le quedó la mano marcada en el rostro. Además, tenia los labios un poco rojos, lo que le daba un aspecto siniestro a lo que antes se veia encantador. Después de algo de tiempo, volvió al voltear la cabeza y la miró fijo. Al percibir su mirada, Victoria lo miró con desprecio mientras se limpiaba los labios; luego, se acomodó la ropa y salió del baño. En cuanto se dio vuelta para irse, él la tomó del brazo y la tiró hacia atrás. De repente, su comportamiento generalmente tranquilo y sereno cambió a uno irritado.

-Enloqueciste, Alejandro? Si quieres tener sexo, deberías buscar a tu verdadero amor y no

tocarme.

Un destello se vio reflejado en los ojos del hombre cuando la escuchó. Entonces, la tomó del mentón con firmeza y dijo:

-¿Qué dijiste? Repite lo que acaba de decir.

Ella levantó la cabeza y lo miró.

Si quieres tener sexo, ve y encuentra a alguien más. No intentes usarme como una herramienta Lo miró directo a los ojos y enfatizó cada palabra. Alejandro se enfureció; sin embargo, ella sonrio y dijo: Debo recordarte la última vez que pasaste la noche con Claudia? No te

preocupes, dado que me ayudaste cuando mi familia fue a la quiebra, los cubriré a ambos: la abuela no se enterarà. ¿Qué te parece?

-¿A qué te refieres con que pasé la noche con ella? -preguntó y entrecerró los ojos. ¿Acaso malinterpretaste algo?

-¿Malinterpretar?

-¿Cómo podría malinterpretar algo que vi con mis propios ojos?-.

Cuando el la miró y se dio cuenta de que estaba molesta por un malentendido entre él y Claudia. sintio que le quitaban un peso de encima y su expresión se volvió más amable.

-No es lo que crees -explicó con los labios fruncidos-. Esa noche….

Sin embargo, Victoria lo interrumpió de inmediato antes de que pudiera explicar lo sucedido:

-No me interesa escuchar lo que sucedió esa noche. No tienes que decirme.

-¿Cree que puede engañarme porque no estuve alli? ¿Dirá que jamás pasó la noche con Claudia?- penso. Por desgracia, ella se encontraba en la escena y vio a Claudia irse con él. Alejandro tampoco fue a casa en toda la noche e incluso llegó tarde al asilo al día siguiente. Ella no sabia lo que hizo esa noche, pero era demasiado perezosa para preocuparse por eso. Después de que sucedió todo eso, sintió que comenzaba a perderse. A pesar de que lo había amado durante muchos años, no queria ser una tonta que solo se preocupaba por amor. Cuando recordó el momento en que lo regañó, prometió que no volvería a vivir la misma experiencia. Para Victoria era demasiado aterrador porque no se sentía como ella misma.

Después de que se tranquilizó, sus emociones se desvanecieron y, mientras lo miraba, parecía serena y tranquila. Por su parte, Alejandro también había percibido el cambio en Victoria y pudo observar su calma e indiferencia. Al verla, sintió una punzada en el corazón como si le hubieran clavado una daga. Después de algo de tiempo, rio con sarcasmo.

-No tendré sexo con nadie más mientras no me haya divorciado de ti. ¿Me ves como una escoria? —dijo.

Ella se había tranquilizado por completo y, cuando escuchó lo que dijo, mantuvo la calma y preguntó:

-¿Acaso te importa qué clase de persona eres para mi?

-¿No importa? -preguntó con los ojos entrecerrados.

-¿Quién sabe? -Victoria esbozó una pequeña sonrisa. Luego, le limpió con delicadeza la sangre en los labios de Alejandro. Su tacto fue muy suave cuando le rozó los dedos en los labios-. Lo siento. ¿Duele? Por favor, colócate un poco de medicamento en los labios. En cuanto a ti y a Claudia… Puedes pedirme ayuda si la necesitas. Estaré dispuesta a seguir la corriente.

-¿Estás segura de que quieres insistir con este asunto? -preguntó entre dientes mientras la tomaba de las muñecas.

-Suéltame dijo ella con indiferencia.

En lugar de soltarla. Alejandro sujetó la mano de Victoria con más fuerza.

Después de eso, ella frunció el ceño y reaccionó de manera diferente a la de antes.

-Me duele.

Luchó un poco y, al ver que no podia liberarse de su agarre, se dio por vencida y ve quedó alli dejando que le tomara la mano. Luego, bajó la mirada y no dijo nada.

Poco después, hubo un completo silencio en el baño. De repente, alguien llamó a la puerta, pero lo ignoraron, Alejandro estaba demasiado enfadado para atender. Por otro lado, la persona que golpeaba volvió a hacerlo al ser ignorada.

-¿Qué ocurre? -preguntó el hombre molesto e impaciente.

Inmediatamente, el sonido dejó de escucharse junto a la puerta y, después de algo de tiempo, resonó la voz suave de Claudia.

—S-soy yo…..

Alejandro frunció el ceño al escucharla. Después de ver su reacción, Victoria rio por lo bajo y lo

miró.

-Vamos, suéltame. Si te quedas aquí más tiempo, tu querida Claudia se preocupará por ti —dijo mientras balanceaba con cuidado las manos entrelazadas.

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