Capítulo391

¿Este hombre todavía está afuera? ¿Qué está planeando ahora? ¿Un truco desesperado? ¿Cree que

no puedo defenderse contra tácticas tan bajas? Clara pensó.

Clara se enfureció de repente y giró para regresar a su habitación, pero se detuvo después de dar

unos pasos.

La lluvia actual no era como la lluvia de verano. Era pleno otoño en la ciudad de México, y las

temperaturas nocturnas podían llegar bajo cero.

Alejandro se dio cuenta de que había estado parado afuera durante tres o cuatro horas, vestido con

ropa ligera. Si él seguía sin irse… Si se congelaba en la puerta, ¿no tendría que ir con la policía y

hacer un informe? ¡Qué problema!

Al pensar en esto, Clara regresó rápidamente a su habitación y tomó su móvil para llamar a

Alejandro, pero estaba apagado. Este tipo de comportamiento confundió completamente a Clara. El

truco desesperado de Alejandro no despertó la simpatía de Clara, pero sí su curiosidad.

Entonces, ella se acercó rápidamente a la sala, abrió la puerta mientras sostenía un gran paraguas

negro. Y tan pronto cuando Alejandro vio la delgada y frágil figura femenina acercándose hacia él

bajo la lluvia, pensó que tal vez había estado tanto tiempo bajo la lluvia e intemperie que estaba

exhausto y frío, y ahora ya hasta estaba alucinando.

No fue hasta que Clara se acercó a él que se dio cuenta de repente, se sorprendió y su corazón se

llenó de alegría, y sus ojos negros se contrajeron con entusiasmo.

-¿Qué demonios estás haciendo? ¿No tienes suficiente todavía? -Clara dijo con una voz aguda y

enérgica, regañándolo completamente.

-¿No tienes frío con tan poca ropa?.

Alejandro todavía mantenía su actitud tranquila y fría. Sus manos temblorosas desabrocharon el

botón central, pensando en quitarse el saco para que ella lo usara, pero se dio cuenta de que él ya estaba empapado, así que se quedó paralizado con una expresión incómoda.

-¿Por qué apagaste el teléfono? -Clara preguntó directamente.

-Se quedó sin batería-Alejandro respondió honestamente, como un esposo tonto siendo reprendido por su esposa.

De alguna manera, le gustó su forma de hablar tan brusca. Al parecer, en el fondo, él también era Sᴇaʀᴄh thᴇ FindNʘᴠᴇl.nᴇt website on Gøøglᴇ to access chapters of novels early and in the highest quality.

un hombre común y corriente, bastante miserable.

-¿Planeas quedarte ahí parado toda la noche si no salgo?

-Si, tengo algo que decirte.

Clara se enfureció tanto que comenzó a reír irónicamente, su pecho subiendo y bajando. –

Alejandro, ¿por qué siempre haces cosas que me hacen despreciarte? Aparte de utilizar tácticas

tan viles como el truco desesperado, ¿tienes algún truco un poco más sofisticado? Después de todo,

eres el presidente del Grupo Hernández, no eres solo un matón de poca monta.

-No importa qué medios utilice, siempre y cuando pueda verte-Alejandro dijo con la voz fría y

magnética, pero sus ojos brillaban de manera cautivadora.

Clara estaba tan enfadada que su respiración se agito por completo, y su pecho tembloroso hizo

que sus ojos se oscurecieran aún más.

Afortunadamente, Alejandro era un hombre de principios, aunque esa noche la veía poseedora de

una belleza sin igual que rara vez había notado.

-¿No has dormido bien esta noche?

-¿Qué?

-Recuerdo que antes nunca te levantabas asi bien tar de en la noche, siempre dormías hasta c el

amanecer.

El corazón de Clara se estremeció, apretando aún más el mango del paraguas en su mano.

Cuando se casaron, durante aproximadamente medio año, todavía dormían en la misma cama.

Aunque compartían la misma cama, Alejandro siempre le daba la espalda, como si hubiera el

mayor de los abismos entre ellos.

Ella sabía que Alejandro era de un sueño ligero, pero no sabía que él también la solía observar en

las noches.

-¿No dijiste que tenías algo que decirme? ¡Habla rápido, hace mucho frío! -Clara tembló involuntariamente.

-Hablemos dentro del coche.

Alejandro arrebató el paraguas de sus manos con su gran mano y, sin decir una palabra, abrió

rápidamente la puerta del coche y la empujó hacia adentro. Ambos subieron al coche, y el aire

estaba lleno de humedad.

Aprovechando la tenue luz, Clara se dio cuenta de que los delgados labios pálidos del hombre

temblaban ligeramente, y la mano apoyada en su rodilla había adquirido un ligero tono morado

debido al frío.

Ella apretó sus labios carmesí y sorprendentemente, Alejandro sacó una manta como por arte de

magia y la envolvió firmemente alrededor de su delicado cuerpo.

-He descubierto quién está detrás de todo esto. Es una mujer llamada Rosalía Luis, su padre es

José. Deberías entender la conexión entre ellos. Ella debe estar esperando el momento adecuado

para vengarse.

Clara levantó la mirada sorprendida.

-¿Viniste aquí solo para decirme eso?

-Sí. Pero eso no es lo único que necesito decirte.

La voz controlada de Alejandro tenía un ligero temblor. -Quería ver si, debido a este asunto, ella se sentía deprimida o afectada emocionalmente.

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